martes, 15 de abril de 2014

DIE FLAMBIERTE FRAU º - 1983 - ROBERT VON ACKEREN



A comienzos de los ochenta ya había pasado la primera ola de "clásicos" de un cine erótico o "de destape" que aún no se había atrevido con el BDSM (me imagino que esas cuatro siglas, así juntas, aún no se usaban por entonces). Será por eso que alguien se atreva a calificar a DIE FLAMBIERTE FRAU de un clásico del género BDSM en la temprana fecha de 1983. No había leído mucho sobre lla y yo me temía lo peor, pero no importa, era un clásico (¡y de BDSM!) así que había que verla. Y a fe que no decepciona... ja ja ja.  Para nada. Cine COLONOSCOPICO de primera. Cero pelotero en estrellas sPyPcin pero muchas risas al pensar en semejante bodrio que..., pasaré a relatarles por seguir un poco con las risas. 


La guapísima GUDRUN LANDGREBE enfundada en una gabardina a lo Catherine Deneuve, decide dejar al macarra de su marido para dedicarse a la bonita profesión de la prostitución, encontrando así buenas consejeras y amigas (como no podía ser de otro modo tratándose de este buen oficio)


A pesar de que la advierten de que no se enamore nunca de sus clientes, va y se enamora del primero que le entra, ahhhh... y que, mira tú, resulta ser un gigoló (!!!). Viene entonces uno de los mejores diálogos de la película cuando éste le confiesa que a sus clientas no les hace nada especial, que vienen a que les de ternura...,


 ....a que les digas lo guapas que son, etc. "pues para perversiones bastante tienen ya con su marido" ja ja ja ja ja. Muy bueno, muy bueno. Se montan entonces un duplex compartido, él trabajando abajo y ella arriba, un buen trabajo, como los de ahora, muy rentable y sin salir de casa.


Pero claro, enseguida se empieza a ver que el trabajo de ella es mucho más interesante y tiene mucho más éxito que el de él...


porque los hombres con corbata, maletín y gafitas son perversos de verdad y necesitan mano dura, o por lo menos imágenes de correas negras y transparencias.


Desde el primer momento queda claro que todo esto de la prostitución no es un mundo sórdido ni perverso, sino algo muy de llevar con tranquilidad y sin dramatismos. Pero ah, ahí viene cuando la mata: porque la verdadera perversión está en el amor y la envidia que el chico siente porque a ella le va mejor. Entonces va y la quema.


Aunque al final no muere y vuelve al Bar donde empezó su carrera de prostituta y se encuentra a su amiga y se ríen mucho. 

El artífice de esta onvra maestra del cimne alemán es este siñor tan serio llamado ROBERT VAN ACKEREN (Berlín 1946) que a mayor gloria del cine errótico errático ha hecho más peñículas, pero no de tanto exitazo como esta. 


Que Satán le tenga en su Jloria. Ameñ.

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