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martes, 31 de mayo de 2016

ENCOUNTERS AT THE END OF THE WORLD** - 2007 - W HERZOG



Un viaje a la Antártida con las cámaras y los micrófonos de Werner Herzog es una buena propuesta para una velada. Pero como el día que la teníamos programada estábamos cansados y nos entró el sueño, la dejamos a medias para retomarla otro día. Los documentales, bien que lo sabe la 2, tienen un ron roneo que induce al sueño al más despierto, por lo que a la hora de la siesta son infalibles. Pero Herzog es algo más friki que los documentalistas al uso y siempre esconde sorpresas para que no te duermas. ENCOUNTERS está lleno de ellas. Desde que aterriza el avión en el mar helado (!!!)...


... vemos el atuendo antártico del equipo...


... se montan en el cacharro que les lleva al pueblo (siento no haber encontrado foto de ese vehículo  tan monstruoso) y vemos McMurdo (a donde también podemos ir con google earth para asombrarnos de su belleza (!):


Lo más parecido a una estación en interplanetaria, dice Herzog.


Tres o cuatro excursiones en la zona con contenido bien diverso. La primera es para el lugar de donde sacó las imágenes bajo el hielo que ya vimos en Andrómeda.





Otra es para entrevistar a un huraño investigador de pingüinos y dejarnos con el corazón encogido al ver a un pingüino desorientado (¿loco?)



Para la excursión al Volcán Erebus echa mano del archivo porque los cortos de los pioneros en su investigación no era fácil superarlos.

Aparte de las excursiones y sus magníficas imágenes, el documental trata de mostrar el lado humano de la gente que ha parado en tan inhóspito lugar: desde el estudioso de los glaciares al fontanero inca pasando por el conductor del monstruo del aeropuerto o los entrenadores para las tormentas.


Un Herzog al mes no hace daño. Y como sin sueño se pasa un buen rato se lleva dos estrellas** sPyCin.

Capítulo aparte es la música, como siempre en Herzog. Y es que... inspirados por los ruiditos de las morsas no puede haber pérdida.  

sábado, 12 de diciembre de 2015

CARAMEL º - 2007 - NADINE LABAKI



Queríamos ver una comedia alegre, ligera o tranquila, y rebuscando en los rincones del disco duro encontramos esta película libanesa de tan dulce título que tenía premios en Cannes y que por lo tanto prometía. Pero los dulces ya sabéis que dan caries y que no pocas veces empalagan.


Pues bien, con lo goloso y dulcero que yo soy, a la media hora me tuve que ir al baño a lavarme los dientes. Ahhhh. Me ardían las encías y no era cosa de morder. Y es que, como decía, nos habíamos propuesto pasar una noche tranquila.

Me da que también he visto alguna película española (o al menos la he empecé a ver) en la que todo transcurre (o nada transcurre, mejor dicho) en el entorno y ambiente de una peluquería de mujeres. Se pueden imaginar...: cine español contemporáneo y peluquería de mujeres. ¿qué podría salir de allí?


Pues lo mismo que en Libano, o parecido. Caramel parece ser un pretexto para el lucimiento de unos cuantos bellezones de raza. Pero como dije cuando acabó la película, los bellezones sin nada dentro son tan inaguantables como los adoquines de la Virgen del Pilar. Lo peor del caso es que a la hora de ponerme a buscar un par de fotos y escribir cuatro líneas, me entero de que la peluquera protagonista es la propia directora del truño (!!!), o sea, que la hizo para su lucimiento personal . Eso tiene más delito.

Cero pelotero. Y una mirada asesina más a los jurados de Cannes.

sábado, 25 de abril de 2015

A MIGHTY HEART* - 2007 - MICHAEL WINTERBOTTOM



WINTERBOTTOM ya nos había decepcionado con alguna película después de haber celebrado su descubrimiento, así que estábamos sobre aviso. Ante la reconstrucción cinematográfica de la historia real del secuestro y degollamiento mediático ocurrido a un periodista norteamericano en Karachi tras la guerra que siguió al 11-S, no podía fallar.... pero, uyyy, casi falla. O falla, vaya.


Winterbottom combina constantemente dos tipos de imágenes que nunca se mezclan. Por una parte la de los interiores de la vivienda de la mujer del periodista secuestrado donde se organiza el "dispositivo" policial de búsqueda; y por otra, el fondo de escena caótico compuesto por las atestadas calles de Karachi y el inmenso paisaje de miradas mudas de tipos con bigote que hablan mucho sin decir nada.




En ese mundo mudo y caótico parece impensable que el aparato policial local e internacional pudiera hacer absolutamente nada, y aunque al final la cosa acaba como ya sabíamos, parece que algo hicieron. O al menos eso es lo que sacamos en limpio con las típicas explicaciones del final de todo documental: que a uno lo cogieron, que el otro acabó en Guantanamó, etc. O sea, que ese caos no es impenetrable.


Un poco antes de esos fotogramas explicativos con fotos de los interfectos con caras similares a las que han aparecido a millares durante toda la película en las calles de Karachi, se explica con voz en off que la viuda vive en París y que agradecida por todo el esfuerzo que puso la policía y el gobierno paquistaní en el intento de rescatar a su marido, ha promovido no se qué movimiento de amistad y cooperación entre Occidente y Pakistán. Pues mira qué bonito. Vas a un país de corresponsal, te degollan al marido y acabas promoviendo la amistad con ese país. ¿Es ese finalmente el mensaje de Winterbottom y de la historia en sí? ¿Que tras el espectáculo del terrorismo viene el espectáculo del cine y el buenísmo internacional (la alianza de civilizaciones, para entendernos)?

Hombre, para ello yo le hubiera agradecido que el retrato de Karachi no fuera tan plano y superficial. Que si quiere arreglar Paquistán empiece por descifrar cómo funciona esa ciudad y aquella civilización. Porque si el "mensaje" de la película es la declaración de amistad con el caos que acaba de pintar con brocha gorda, yo paso.

martes, 29 de abril de 2014

INTO THE WILD *** - 2007 - SEAN PENN



SEAN PENN es un tipo que nunca me ha caído bien; las películas todo flash back no son ni mucho menos mi pasión; y las críticas a INTO THE WILD, película dirigida por Sean Penn y montada en un continuo flash back, tenía tantas críticas entusiastas como demoledoras. Pues bien, como los usuarios de la spyMUSIC saben, primero fue descubrir la banda sonora de EDDIE WEDDER (v spyMUSIC 9ab14) y luego, la película. ¿Y sabéis que os digo? Pues que por mí, tres*** estrellas spyCIN. Que me gustó mucho. Que pasé una muy buena y larga velada viéndola (anotad lo de larga si decidís verla, porque hay que estar preparado para ello: nada de sueño ni prisa). 


Dicho eso, me da que buena parte de los que hicieron las críticas más demoledoras es gente que tiene problemas con América, o para ser más concreto, con los Estados Unidos de América. Problemas psicológicos vinculados con el lavado de cerebro ejercido por las maquinarias de propaganda antiamericana. E igual es porque yo no tengo ese problema por lo que me ha gustado de veras.


Puede que tengan algo de razón los críticos cuando dicen que los personajes secundarios de la película no están demasiado dibujados, pero coño, por eso son secundarios ¿no? En realidad el problema es que personaje sólo hay uno y solitario, y que eso puede llegar a cansar un poco, pero el contrapunto con la grandeza de la geografía norteamericana lo resuelve con creces. Y por si con esos dos elementos protagonistas no fuera suficiente, ahí está la música como tercer sólido pilar de la película. Con sólo tres cosas puede que no sea redonda, pero al menos es triangular, ja ja ja, y con tres buenas patas se logran tres estupendas estrellas.


El motor de la película, no os equivoquen los malos comentaristas, no es la búsqueda de la naturaleza ni la nostalgia del hippismo, cuyos restos se va encontrando el protagonista por el camino; no, el motor de la película es la situación familiar, la mentira y la hipocresía del recinto en donde se forma uno, de modo que la huída en este caso no es un acontecimiento generacional (como en el hippismo) sino una fuga trágica y personal.


Lo que pasa es que en esa fuga el protagonista no sólo se encuentra con los restos sociológicos del hippismo, sino que también participa de ese otro tipo de fuga aventurera que ahora se da a tiempo parcial y con altas dosis de consumo de marcas deportivas. Pero como nadie anda por la nieve ahora sin raquetas o esquís ni se mete a los rápidos de un río sin casco y seguros a todo riesgo, las aventuras del joven que en realidad solo huye de casa y del dinero tienen un toque como irreal y arcaico. Unas puestas en escena que pueden llegar a confundir si alguien se pierde el hilo central de la historia, cosa que a mí por lo menos, me parece incomprensible.


De todos los personajes secundarios, el que más emotivo es el de KATHERINE KEENER, aunque muy a mi pesar, su media docena de gestos entrañables no le dan derecho aún a subir a los cielos como diosa spyCIN. También son simpáticos el marido de KATHERINE (en la foto de arriba) y los otros dos personajes masculinos con que se topa en su deambular por los grandes espacios abiertos, el del recolector de trigo y el militar jubilado, tipos de una América profunda que es como una gigantesca mina que no para de dar extraordinario material humano, o cuando menos, cinematográfico.



Lo que menos gracia me hace de la película es que está basada en hechos reales, que es una tragedia que sucedió, y no una ficción. Que es un biopic, un documental épico. Es decir, que duele saber que esa historia fue de verdad, y que la película no es un espejo construido por la imaginación (un don Quijote), sino algo así como una triste noticia contada con cierta grandilocuencia y no poca belleza.


Yo desde luego que recomiendo verla y sobre todo, disfrutar luego, muchas veces, del soundtrack de Eddie Wedder, recordando acaso ese par de grandes frases que marcan la inutilidad de su tragedia: que amar es perdonar y que la verdadera felicidad es la que se comparte.


lunes, 3 de marzo de 2014

LA GUERRA DE CHARLIE WILSON ** - 2007 - MIKE NICHOLS



La primera visión sorprende y encadila. En la segunda se echa en falta un poco más de la escena inicial y carga un poco tanta guerra, Congreso y CIA en la lucha de Afganistán contra los rusos. Gracioso Tom Hanks, feísima Julia Roberts y extraordinario el agente de la CIA (Seymour Hoffman) al que le cargan toda la culpa por la incorrección política de llamar hijos de p... a los rusos en el brindis final por la victoria (!).

Dice basarse en hechos ciertos: el apoyo logístico norteamericano a la guerrilla afgana contra los rusos que luego degeneró en lo que todos sabemos: independencia, talibanes, fundamentalismo,... y vuelta a empezar.

(nota de un cuaderno del 4 nov 2009, cuando la vimos por segunda vez, -la primera creo que fue en el cine)