De pocas películas se podrá decir que las dejemos de ver por su planteamiento. Pues bien, esta es una de ellas. Venía recomendada por premios Sundance y por frases del tipo de que hay que atreverse a verla, pero en cuanto vimos de qué iba, abandonamos asqueados.
Este es Neil La Butte, el tipo al que se le ocurrió que para que dos mediocres oficinistas de corbata, se resarcieran de sus previos desengaños amorosos apenas contados, había que tomarla con una pobre sorda. Cara sórdida ya tiene el tipo, pero tras el éxito de esta su opera prima, parece que ha hecho carrera. Yo lo pongo en la lista negra. (Por cierto, todavía no he hecho esa lista pero de esta semana no pasa).
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