Películón tres*** estrellas spyCIN y nueva diosa SPYPNIC: FAYE DUNAWAY. Pleno. Y a William Holden no lo subo al cielo porque es hombre y no puedo, que si no también. Magistral película de los tiempos en que había guionistas inteligentísimos, como PADDY CHAYEFSKY (1923 - 1981) que creo que es el primer guionista que saco en ente bolg (en el padre sPyPnic puse alguno más...).
Que la televisión y las noticias por televisión iban camino del espectáculo era algo que no veía todo el mundo a mitad de los setenta. De hecho, aún hay mucha gente que no lo ve ahora, ja ja ja. La película va de eso: de cómo un presentador de noticiarios se convierte en un bombazo televisivo cuando tras ser despedido, anuncia en su penúltimo programa que en el siguiente y último se pegará un tiro delante de los espectadores. Y como la que quiere bombas es FAYE DUNAWAY pues bombazo de película.
Entre uno y la otra aparece WILLIAM HOLDEN, amigo del primero y víctima de la segunda. La escena en la que le cuenta a su mujer de toda la vida que seguramente está enamorado de una mujer más joven es realmente impresionante. ¡Qué forma de aguantar el chaparrón! Me cuenta la presidenta del cine club que a la mujer de Holden le dieron un Oscar como actriz secundaria sólo por esa escenita, aunque a mí me parece que el que está magistral es él. A falta de fotogramas de ese inolvidable momento pongo a Holden con la diosa.
Cuentan los chismorreos cinematográficos que Faye Dunaway tuvo muchos problemas con su falda y que mandó arreglarsela un montón de veces. Pero que a Sidney Lumet no le importó lo más mínimo. O más bien al contrario, es decir, que sabía que lo importante es que una diosa se sienta bien con una falda.
El que parecía ser el protagonista principal de la película pasa a un segundo plano porque su historia no es otra que la de una marioneta movida por los hilos de un poder que no ha parado de crecer desde entonces y de echar a perder lo que todos creímos que iba a ser un servicio público.
Bueno, los hilos los puso el guionista, pero está claro que el que tejió semejante historia con un ritmo trepidante no fue otro que SIDNEY LUMET (1924-2011) que por entonces tenía 52 años y estaba en la plenitud de su carrera.
Ni contento ni nada que se pone el spyCIN cuando da con jrandes películas...
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