La presidente del cine club spycin se ha visto entera la primera temporada de la serie NASHVILLE porque aunque es una macarrada (eso dice ella), da gusto escuchar country. Con la misma justificación programé yo THE THING CALLED LOVE porque en su sinopsis decía que una chica de Nueva York va a Nashville a probar suerte con su guitarra y sus canciones y allí entra en dudas amorosas con dos compañeros de concurso.
Antes de que el autobús que llegue a la terminal de destino ya salen dos de los grandes templos de country en Nashville, THE BLUEBIRD CAFE y el GRANDOLE OPRY, que es como sacar la Pedrera y la Sagrada Famila cuando Woody Allen rodó no sé qué película en Barcelona. Y en cuanto la rubita de la guitarra llega al Bluebird Café, se nos enamora a la primera del guaperas RIVER PHOENIX que va de duro.
Para que haya intriga aparece otro pretendiente guapito con gran sombrero y cara de tonto
y la rubita va y se echa una amiga, Sandra Bullock, que como casi siempre hace de ella de misma y es insufrible.
Con esos mimbres ya puede sonar el mejor country del mundo, que no hay nada que hacer, pero es que ni eso: la banda sonora está hecha con flashes de temas de bar y las pruebas de los aspirantes a un contrato en el Bluebird, así que excepto ver la evolución de las tres canciones de la rubita, poco más.
"La cosa llamada amor"consiste en adivinar con quién de los dos se queda la chica, apuesta en la que no podía fallar la experta presidente del cine club. Aunque para cuando Peter Bodganovich nos lo desvela, ya estaba dormida.
Yo había hecho footing esa tarde y estaba muy cansado, así que tampoco tenía fuerzas para levantarme del sillón e irme a hacer algo mejor, pero como esa justificación me era insuficiente di en pensar que en los años noventa el country debió de estar en horas bajas y que bueno era comprobarlo. Que Peter Bodganovich ha estado casi siempre en horas bajas casi siempre, pero esa no era la cuestión.
Aparte de ver costumbrismo norteamericano, y tener noticias de los desarraigos familiares y amoroso, lo más sorprendente es comprobar que ni con estas películas tan blandengues han conseguido enterrar al country y que bien entrado el siglo XXI, la música country goza de perfecta salud. ¿Cuál es la clave? La presidente del spycin dice que es por las letras de las canciones y seguro que es verdad. En la película se le ve a la rubita todo el rato escribir canciones en un cuaderno. No se le ve ensayar con la guitarra sino escribir letras. Yo no creo que esas letras digan ninguna maravilla pero como dice la dueña del Bluebird Café la clave está luego en cantarlas con sentimiento.
No me digan que todo eso no merece una estrella* spypcin. Pues claro que sí.
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