martes, 9 de febrero de 2021

PALMER** - 2020 - FISHER STEVENS

 



Palmer es mucho Palmer. Demasiado Palmer (en sentido cuantitativo, entiéndaseme). Si no fuera por el niño, casi todo sería Palmer, es decir, la pose seria y dura de un cantante pop norteamericano llamado Justin Timberlike montado en el dólar y que últimamente va de bueno pidiendo en Instagram que quiten todos los monumentos de los Confederados (ya no digo qué pensará de las de Colón) por ser una incitación al racismo y bla bla bla. 


Por suerte, digo, en la película está también el niño/niña que hará las delicias de la menistra de Igualdá y los seguidores de las teorías queer. Hombre, que haya casos en que la biología juegue de vez en cuando a confundir al ser humano, no debería llevar a que el ser humano confunda los sexos y que cada cual decida el suyo a partir de los doce años, pero en fin, ese no es el asunto aquí. Aunque... no sé, parece que lo uno encaja con lo otro, es dicir, que la transformación de los tipos duros y machistas de la América profunda en profundos seres humanos, quizás pase porque entiendan, si no la teoría queer, sí que cada ser humano (y ya no digamos un niño acosado) es alguien digno de todo el respeto y el cariño del mundo.


Y si gracias a ese cariño te echas novia y al final te casas y eres feliz, y de paso, has hecho llorar un poco a los espectadores sensibles en la tarde del domingo, pues aplauso y dos estrellas, que yo soy muy sensiblero y no me gustan nada los tipos que van de duros dando puñetazos por la vida. El personaje de la maestrilla, o sea, la novia, no da ni para el primer peldaño de diosa, pero se ve que en la vida real dio mucho que hablar en las redes porque Justin le tocó un brazo durante un descanso del rodaje y eso le convertía automáticamente en un libertino, disoluto y mal padre de familia. Yeah. 




Lógicamente, después de ver la peli me puse el Spotify para escuchar JUSTIFIED, el primer LP de Justin Timberlake (2002) y..., bueeeeno, ya me había olvidado de que el pop del siglo XX es un caja de ritmos con un chico/chica guapo cantando lo que sea.



El trabajo de dirección de Fisher Stevens no parece gran cosa, porque seguro que la estrella Justin mandaba más que él, pero en lo que tendría que lidiar con el niño es para quitarse el sombrero. 


Aunque en esta foto parece que quien dirige al niño no es Fisher sino Justin (!!)









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