Mero cine de decorados, atrezzo, fotografía edulcorada y fondos continuos de música de jazz. Lo de Woody Allen no se soluciona ni con escándalos de acoso sexual. Por no hablar de su cinemanía o judeomanía, que apestan.
Ninguno de los personajes principales da la talla. Son unos pipiolos a los que les viene enormemente grande la historia en las que han querido meterles.
Los secundarios son aún menos convincentes. El tío rico es como de pega y a la pareja neoyorkina casi es imposible ponerles cara:
A nivel de retratos, la familia judía es algo más divertida, pero lo del gángster y el comunista compartiendo la mesa no llega ni a credibilidad de cómic. No he encontrado fotogramas en la red de ellos. Tampoco he encontrado imágenes de la casa "moderna" tipo Richard Neutra con que se inicia la película. Una pena.
Lo más sobresaliente de la peli es la aparición en escena de Blake Lively, una mujerona que, mira por dónde, tiene cierto parecido con Virginia Madsen (ver post anterior)
En vez de hacer de ella una diosa, le hacen un hijo y el guión la mete en casa y se olvida de ella. Sin embargo en las presentaciones sociales bien que pareció brillar:
Tendrá que esperar a otro director para que en el spycin la hagamos diosa. Vaya un estrella* spypcin por su belleza y por toda la pasta gansa que alguien puso para el vestuario y los decorados con que pudiéramos aguantar viendo su hora treinta y seis minutos hasta el final. Como unos campeones.
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