Cuando ya sabes que vas a ver una película mediocre, nunca te decepciona. Un cantante country acabado y dado al alcohol aparece en un motel/gasolinera de carretera regentado por una joven viuda de Vietnam que vive con su hijo, y es allí donde ocurre el milagro de que deja de beber, rehace su vida y hasta vuelve a cantar. Nadie esperaba más que música country y costumbrismo tejano de la américa profunda, y eso es lo que da. Y como a mí me gustan ambas cosas, pues estoy servido (al que no le gusten que se abstenga). Una horita y pico de entretenimiento para antes de ir a la cama.
Bueno, alguna sorpresa agradable sí que tiene: en la última parte sale Ellen Barkin muy jovencita -interpreta a la hija del cantante que dice tener dieciocho años, y eso está muy bien. También se agradece que no haya malos ni puñetazos. En ese sentido hay una escena conmovedora: llegan cinco tiarrones al motel en una furgoneta y cuando todo parece que iban a ser los malos e iba a haber tensión, resulta que son una banda de buenazos que le vienen a pedir consejo musical al prota. Una estrella* sPyCin y una frase para no olvidar: cuando ya sabes que vas a ver una película mediocre, nunca te decepciona.
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