domingo, 9 de abril de 2017

RAGTIME *+ (1981) MILOS FORMAN



Ragtime es una película entretenida pero barroca, excesiva y hasta confusa. Tiene demasiados personajes y lo que es peor, cuando parece que la película se centra en alguno de ellos, va, desparece y no vuelve hasta el final, como el tontalaba que empieza asesinando a un magnate que tampoco pintaba nada. Eso de interesarse por unos personajes y luego olvidarlos para siempre lo hacía mucho mejor Luis Buñuel. Como muestra de la empanada que crea el guión ahí está la propia carátula de la película en la que no aparecen las que a mi juicio dan algo de cuerpo y alegría a tan largo peliculón (dos horas y media).


Elisabeth McGovern


y Mary Steenburger

La pícara belleza de una y la dulzura y sensatez de la otra son el contrapunto de un ir y venir de historias más o menos entretenidas y recreaciones ambientales magníficas que, como digo, entretienen, pero no tienen mayor sustancia. Diosas las dos.

El final de la película, eso sí, es para James Cagney, que está magistral como sabueso y canalla jefe de la policía, pero es un broche artificioso que parece como una película dentro de otra película.


Aquí una galería de los personajes que decía:


El magnate del rascacielos




El tipo que le mata y del que nos tragamos su juicio y a su madre venida de Europa.



El ruso que pasa de artista callejero a director de cine y que empieza pillando a su mujer en adulterio no se sabe muy bien para qué (bueno, sí, para otro final de los más artificioso, el de enamorar aMary Steenburger cuando no venía a cuento)



Y en fin, la pareja de los protagonistas sobre los que no pocas veces dudas si no son secundarios (ella desde luego que sí). 

Un estrella * con un + porque la aguanté hasta el final y me ha dado dos diosas más. 


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